Doblaje v/s Subtitulado.
El doblaje de películas es una práctica generalizada en la producción audiovisual desde el inicio del cine sonoro en la década de los 20 y que se ha masificado desde el inicio de las transmisiones de televisión en la década de los 50, particularmente en Chile debido a que el grueso de la programación de televisión era extranjera y llegaba doblada desde la empresa distribuidora. Actualmente, los actuales formatos de televisión permiten que una misma señal tenga dos o más canales de audio y habilitar o no los subtítulos, esto nos permite optar por como deseamos ver la programación que no está en nuestra lengua, pero la tendencia actual privilegia el doblar todas las películas o programas de acuerdo a criterios comerciales. Es entonces que se da el fenómeno que la programación de tv de un país es, mayoritariamente, en un habla distinta a la que predomina en su territorio. Esto es explica en el siguiente ejemplo; La distribución audiovisual se trabaja mediante territorios de distribución, Chile cae dentro de Latinoamérica hispana y la distribuidora dobla todo a un castellano neutro, o así es al menos lo que nos dicen que es, en desmedro de las hablas locales y muchas veces sin otra opción. Incluso, para atraer a público más joven deciden lanzar las películas en salas de cine dobladas a este mismo castellano neutro. Esta práctica no solo atenta contra la creación artística que supone una película sino que además es un error desde el punto de vista lingüístico.
En primera instancia, aclararemos lo que es doblaje. Se refiere a doblaje o dubbing al proceso mediante el cual se reemplaza la pista de sonido de una pieza audiovisual que contiene los diálogos o narraciones de ésta, por otra pista de similares características técnicas pero en otra lengua. Existen dos tipos de doblaje, el superpuesto en el cual, tal como indica el nombre, se superpone el nuevo audio sobre el existente, dejando a este en un segundo plano sonoro y así se escuchan ambos al mismo tiempo, este tipo de doblaje es muy usado en reportajes y documentales. El otro tipo de doblaje es el que utiliza la sincronía de vocablos o lipsync, que consiste en no solo reemplazar la pista de audio sino que un actor reinterpreta el texto original en una nueva lengua teniendo que hacer calzar los movimientos de los labios del personaje que aparece en pantalla con los nuevos textos en la otra lengua. En el primer caso de doblaje, se suele dejar los dos audios para dar veracidad porque en el simple hecho de doblar se puede cambiar el significado completo de lo declarado, en el caso de un reportaje, en el que la veracidad de la información es muy relevante, no debe quedar lugar a dudas. Lo que nos lleva al segundo tipo de lenguaje, con lipsync. Acá no solo se cambia la lengua sino que se debe modificar lo dicho originalmente en una lengua para que calce en tiempo y en sonoridad con el nuevo texto.
Es decir, si un personaje en la pantalla dice: She´s moved on. La traducción idónea al castellano sería: Ella ha seguido adelante, que es claramente de una longitud distinta y tiene otra sonoridad, lo que haría un traductor es buscar una traducción similar que mantenga parte del significado y que suene levemente parecida, algo como: ya lo superó, que si bien se entiende lo que quiere decir, no es exactamente lo mismo.
De acuerdo a lo propuesto por Saussure, (Saussure, Ferdinand de, Curso de Lingüística General, capítulo 1, Naturaleza del Signo Lingüístico. Buenos Aires: Editorial Losada, 1945. Pag. 91-125) existe una relación entre signo y significado que está dada de acuerdo a la arbitrariedad, es por eso que el signo She´s moved on fue elegido en la pieza audiovisual original, porque su significante y significado eran los adecuados para entregar el mensaje deseado. Una traducción lo que hace es intercambiar el significante por el de otra lengua, manteniendo el significado. Durante el proceso de lipsync no solo se intercambia el significante por uno de otra lengua, sino que además, se modifica parcialmente el significado, lo que influye en el correcto proceso de la comunicación.
El subtitulado es el proceso mediante el cual se agrega un texto sobre la pieza audiovisual, que no ocupe más allá del quinto inferior de la pantalla, dicho texto contiene una traducción de lo enunciado por los personajes, narradores o incluso textos que aparezcan en la imagen misma. En este proceso no hay intercambio de significante o significado, ya que se agrega un nuevo mensaje que es complementario al original. Este nuevo mensaje tiene otro significante pero comparte parcialmente, ya veremos por qué, el significado inicial. En este proceso, como vemos, el mensaje original no se modifica sino que se complementa. Mencionamos antes que el significado se comparte parcialmente, porque el texto escrito es también una traducción y en ese proceso, siempre hay una modificación del significado. Estas van porque en estas traducciones se privilegia, al igual que en el doblaje, el uso de una lengua normativa o como es llamado en esta industria, una lengua neutra. (Agost, Rosa. Los géneros de la traducción para el doblaje. La Traducción para el doblaje y la subtitulación. Madrid: Cátedra, 2001, 229-249. )
El uso del doblaje con un castellano neutro, para el caso de Latinoamérica, coarta no solo la expresión artística de los realizadores, sino que además modifica parcialmente el contenido semántico de una pieza audiovisual, elimina todos los elementos del habla original y los sustituye por una lengua normativa, que no hace caso de las variaciones diastráticas o diafásicas del habla o que las reemplaza erradamente por otras que muchas veces no tienen mucho que ver: además, muchas veces la voz del actor doblajista no coincide con la imagen del personaje, lo que genera una especia de discordancia, sobre todo al doblar niños, que usualmente son doblados por mujeres. Hay países como España en donde se doblan todas las piezas audiovisuales que no sean españolas, ¡Incluso las de países con lengua castellana!
Desde los extremos.
Sin entrar a enjuiciar lo que es el proceso de traducción, que es una disciplina seria y que requiere una formación profesional exhaustiva, debemos reconocer que ambos métodos de traducción, doblaje o subtitulado presentan distintas opciones, que en el fondo obedecen más que nada al gusto del espectador. Pero no hay que olvidar que el cine es agente de culturización (o de desculturización si se utiliza en forma equivocada) por lo tanto, debería considerar todos los registros propios de una cultura y así ayudar a preservar valores culturales y artísticos, tanto nacionales como internacionales. Lamentablemente los criterios que más se imponen a la hora de optar por uno de estos formatos de traducción, son los criterios comerciales. Por un lado, el formato de doblaje abre las posibilidades de comercialización a mayor público, ya que integra a los que no pueden leer, como por ejemplo los niños pequeños, pero viene asociado con un mayor costo de realización. El subtitulado es más económico de hacer, pero restringe las posibilidades de distribución y exhibición, porque la televisión abierta, que sigue siendo el mayor mercado posible para un producto audiovisual, sólo muestra trabajos doblados.
Todas estas consideraciones siempre son más fáciles de analizar cuando se ponen en situaciones límites. Tomemos el ejemplo ficticio de un documental en donde se entrevista a los últimos hablantes de una lengua que se encuentra en peligro, ese registro quedaría para posteridad quizás como uno de los pocos recordatorios de una lengua, doblar dicho documental sería por ende, un crimen lingüístico tal como lo sugiere el título de este texto. Pero, esto no solo ocurre en el mundo de la no ficción. Analicemos el caso de La Pasión de Cristo. Esta película está hablada principalmente en arameo y latín, además de unas pocas líneas de diálogo en hebreo antiguo. Esto debido a los deseos de su director, Mel Gibson, de recrear con la mayor fidelidad posible los sucesos acaecidos en la crucifixión de Cristo, por lo tanto los personajes hablan las lenguas que se hablaban en la Jerusalén del Siglo I, el latín de los romanos y el arameo de los judíos.
Esta película no solo rescata dos lenguas muertas, dejando un registro de su uso más allá del mero formalismo académico, sino que fue en términos comerciales todo un éxito, de hecho, es una de las películas más vistas de la historia. Además, en sus distintas exhibiciones en todos los territorios posibles, esto se ha hecho solo con subtitulados a expresa petición de sus realizadores, paa mantener el espíritu original. Esto nos muestra que el famoso criterio comercial no es una regla de acero, sino que tiene cierta flexibilidad.
El caso Residencia.
Otro de los criterios que los defensores de ambos ocupan para defender su formato de traducción favorito, es el de integración. Supuestamente, un formato sería más integrador que el otro, pero ambos se adjudican ese título, pero hay varias cosas que hablar acerca de integración. Lo primero es definir el concepto. Según la Secretaría Nacional para la Discapacidad, SENADIS, se entiende por integración al proceso mediante el cual es posible otorgarle a todas las personas la misma igualdad de oportunidades para su desarrollo personal. (Política Nacional para la Inclusión Social de las Personas con Discapacidad 2013-2020. www.senadis.cl .Consultado el 1 de Julio de 2014)
El año 2004 se estrenó el largometraje Residencia, producido por la empresa Nuevo Extremo Cine y TV y dirigido por Artemio Espinosa. El largometraje tenía la particularidad de tener una de sus copias con un recuadro añadido en el cual se realizaba en forma simultanea la traducción al lenguaje de señas, siendo esta la primera (y hasta la fecha, la única) película chilena que se haya estrenado con este formato. La función de estreno de esta copia contó con el auspicio de la Fundación Teletón y se realizó en el Centro Cultural Alameda, en donde más de un centenar de personas sordas pudieron ver y entender por primera vez una película chilena.
Si analizamos el proceso, lo que se hizo fue agregar una nueva información visual, que contenía un significante nuevo en lenguaje de señas, para lo dicho por los personajes en la pantalla. Esto sería similar a lo que ocurre en el proceso de subtitulado, la única diferencia es que vez de texto escrito en castellano, estaba el recuadro con el traductor, tal como se hace en los noticiarios o en las transmisiones oficiales de gobierno. Desde hace varios años que tanto en los televisores como en equipos de video hogareño existe la opción de close caption, que es un una señal secundaria de video que al activarse genera un texto que dice, de la forma más parecida posible, lo que va ocurriendo en pantalla, incluso va describiendo los sonidos que ocurren. ¿Por qué entonces gastar esfuerzos en colocar un traductor simultáneo? Simple, por los actos de habla (Yule, G. El lenguaje. Madrid: AKAL. 2007. Pag. 138), es decir los textos escritos no dicen todo lo que se quiere decir. El lenguaje de señas está construido en base a conceptos y acciones que son representadas, casi como actuando por parte del traductor; esto porque las personas sordas, sobre todo las que lo son de nacimiento, poseen problemas de comprensión lectora y no son capaces de asociar las expresiones escritas con los actos de habla y el lenguaje de señas reemplaza estos actos con expresiones corporales asociadas a los signos gestuales. De todas formas, las películas chilenas no son ni subtituladas ni dobladas a otro idioma para su estreno en Chile, así que las personas sordas nunca habían podido disfrutar una película chilena bien, excepto por esta ocasión. La película se mantuvo en cartelera por varias semanas en la sala con la copia para sordos con una muy buena asistencia de público que al terminar la proyección, levantaban sus manos por sobre la cabeza y las agitaban regularmente, esto en lenguaje de señas, es el signo que utilizan para aplaudir.
Conclusión
Más allá de la cuestión planteada en el título del ensayo y siendo muy cierto que existen distintas aristas por las cuales se hace recomendable el fomentar el subtitulado por sobre el doblaje, eso no quiere decir que sea un crimen de ninguna índole. De todas formas la comunicación se ve truncada con el doblaje, nivelando hacia un nivel inferior de intercambio lingüístico que atenta incluso con el desarrollo de las lenguas locales, por ejemplo, es común ver niños hablando con acento mexicano porque los dibujos animados que a ellos les gusta han sido doblados en México. Por otro lado el supuesto valor integrador del doblaje no se justifica ante los altos niveles de alfabetización de Chile, lo que reduciría el posible público receptor de este beneficio solo a los preescolares. Los bajos niveles de comprensión lectora, en cambio, hablan a favor de fomentar la lectura, aún cuando esta sea solo a través de los subtítulos de las películas. Pero también hay beneficios a la hora de preferir el subtitulado, como por ejemplo la posibilidad de aprender otra lengua, o al menos familiarizarse con una y fomenta la concentración al hacernos estar pendientes tanto del texto como de la imagen al mismo tiempo. Además que el subtitulado por lenguaje de señas, permite de verdad integrar a nuevos públicos que antes les era muy difícil acceder a este medio de expresión.
Bibliografía
- Saussure, Ferdinand de Curso de Lingüística General, capítulo 1, Naturaleza del Signo Lingüístico. Buenos Aires: Editorial Losada, 1945. Pag. 91-125
- Agost, Rosa. Los géneros de la traducción para el doblaje. La Traducción para el doblaje y la subtitulación. Madrid: Cátedra, 2001, 229-249.
- Yule, G. El lenguaje. Madrid: AKAL. 2007. Pag. 138
Fuentes complementarias
- Cinechile, enciclopedia del cine chileno cinechile.cl consultado el 20 de junio de 2014
- The Passion of the Christ. Icon Productions 2004, dirigida por Mel Gibson
- Dogme 33, Residencia. Nuevo Extremo Cine y TV 2004, dirigida por Artemio Espinosa McKenna
- Política Nacional para la Inclusión Social de las Personas con Discapacidad 2013-2020. www.senadis.cl Consultado el 1 de Julio de 2014