La brusca caída desde las pequeñas alegrías de la infancia al horror de la historia de Chile, termina en un sentimiento de ahogo al terminar de leer el libro “Niños” de María José Ferrada, con ilustraciones de Jorge Quien, un emotivo ejercicio de poesía y memoria.
“Niños” nos presenta una lista de 34 pequeñas narraciones poéticas, cada una con un nombre de un niño distinto y una ilustración. La infancia se evoca en cada relato, trasladándonos a las memorias que van quedando de a poco sepultadas en nuestra vida, y con el lenguaje adecuado vuelven a revivir. La poesía casi podemos oírla con vocecitas agudas, y el minimalismo de cada cuadro juega como aquel silencio que nos sigue ante las interrogantes más inesperadas que suelen plantearnos los más pequeños, y en los trazos finos y tonos azulados sentimos la delicadeza como la de la imagen del niño que se queda dormido en los brazos de sus padres después de haber jugado toda la tarde en una fiesta de cumpleaños.
La niñez se vuelve tan tangible, cada silueta tan real, que el dolor se clava punzante al llegar a la última página, donde nos enteramos que cada uno de los nombres corresponde a los de niños, entre 0 y 11 años, ejecutados o desaparecidos durante la dictadura militar en Chile. Y en esto la obra se enriquece al entenderla como un fructífero esfuerzo de devolverles aquello que se les quitó: la posibilidad de ser niños.
De la lectura de este libro recordé otro que llegó casualmente a mis manos, se trata de “Por los niños y niñas, nunca más” editado por la fundación Opción, por los derechos de niños y niñas, que hace también un ejercicio de memoria recordando a los ejecutados y desaparecidos durante la dictadura, con edades de 0 a 17 años, contándonos la historia de las circunstancias de sus muertes que van desde algunos que fueron alcanzados por balas en protestas y allanamientos, a menores que fueron asesinados por participar en distintos grupos políticos. Cada historia es a su vez recordada con un dibujo de niños de la Corporación Educacional de San Joaquín, el Liceo Experimental Artístico de Santiago, el Centro juvenil Acuarela de La Pintana, el Colegio Francisco de Miranda y el jardín infantil Peñihuen, con interpretaciones libres que homenajean a las infancias y juventudes perdidas en el horror de la dictadura.
La sensación final es de angustia, pero una angustia que es necesario repasar y tener presente, y estos dos libros presentan formas muy distintas de hacer el ejercicio de memoria que tantas veces cuesta en este país.
Niños (2013) – María José Ferrada con Ilustraciones de Jorge Quien (recomiendo también la entrevista realizada a Ma José Ferrada en el Desconcierto)