Entrevista a la banda de rock And The Elephants

La banda chilena “And The Elephants” nace el 2010 en el ambiente universitario con una formación que se mantuvo durante sus EPs “Castor, Pollux” (2012) y “Masks” (2014) hasta la grabación de su primer larga duración “The Procession” (2016), un trabajo independiente y conceptual que ha cautivado a quienes gustan de sonidos más oscuros dentro de la sonoridad rockera. Los fundadores son Francisco Echeverria (vocal), Eduardo Rossel (guitarra), Álvaro Faúndez (guitarra), Gabriel Soublette (bajo), Renato Valenzuela (batería). Con varias presentaciones en vivo en diversos escenarios santiaguinos, van aumentando sus seguidores y el volumen de su repertorio. La formación que actualmente se presenta en vivo difiere de la original con la entrada de Manuel López en guitarra por Álvaro y de Jorge Cancino en batería por Renato.

Quisimos conversar con ellos sobre su reciente trabajo y aprovechar de hablar sobre sus orígenes, sus influencias, sus EPs, sus presentaciones en vivo y el futuro de este interesante proyecto.

 

Para ambientar la lectura de esta entrevista pueden escuchar su discografía en Spotify o bandcamp

 

Hola. Antes de conversar sobre su último trabajo, nos gustaría saber los orígenes de la banda, principalmente en cómo se fueron dando las afinidades y diferencias musicales entre los integrantes para apuntar con el tiempo hacia un sonido propio.

F.E.: La banda tiene sus orígenes en la facultad de ingeniería de la Universidad de Chile, lugar en que estudiábamos los cinco miembros originales en ese momento. Ahí comenzamos participando en distintas tocatas de la facultad y de a poco en otros escenarios dentro de Santiago, principalmente tocando covers de bandas de rock o indie de los ‘90s-‘00s. Con el tiempo fuimos entusiasmándonos con la idea de componer nuestros propios temas, en un proceso de improvisación que se fue dando naturalmente y donde todos aportábamos con nuestros respectivos instrumentos, armando maquetas de ideas u opinando sobre el sonido y estructura en general. Para el año 2010 ya teníamos algunas ideas propias, sin una dirección muy clara en cuanto a estilo, ya que las influencias de todos los miembros de la banda diferían bastante entre sí, pasando por el metal, el rock progresivo, alternativo, el indie e incluso el pop o el folk. Fue en ese mismo año donde consolidamos la formación definitiva y adoptamos el nombre “And The Elephants”. Un par de años después, nos lanzamos a grabar nuestro primer EP “Castor, Pollux”, disco en el que se pueden apreciar las diferencias de estilo entre los mismos temas que lo componen y que para nosotros fue un primer ejercicio de exploración sonora, algo que continuó con el EP “Masks” que lanzamos en el 2014. Durante esos mismos primeros años, en paralelo fueron tomando forma algunas canciones que pasarían a ser parte de “The Procession” y que decidimos mantener fuera de estos primeros EPs por ser un sonido distinto al anterior, algo que sentíamos pasaría a ser nuestra propuesta más definitiva como banda, una propuesta mucho más densa y calculada.

 

Detengámonos un momento en la creación de sus EPs, pues hay una interesante continuidad hasta hoy, tanto en el juego de guitarras como en la búsqueda de progresión dentro de cada tema. Ambos trabajos son una colección de canciones que mantienen una coherencia en su sonido y a la vez logran independencia entre sí. Ambos trabajos contienen temas que perfectamente podrían sonar en una radio anglo sin perder su condición under. “Masks” da la impresión de una búsqueda más melódica y amable, luego de un “Castor, Pollux” un tanto más agresivo y energético. ¿Están de acuerdo con esta impresión? ¿Cómo ven estos trabajos con unos años ya de distancia? ¿Con qué bandas se encontraban emparentados en esa etapa de composición?

F.E.: La verdad nos cuesta ver una división clara entre la composición de “Castor, Pollux” y de “Masks”, a pesar de que en términos de grabación están separados por casi dos años, ya que al momento de grabar el primer registro, ya habíamos armado gran parte de las canciones del segundo. La separación entre ambos fue más bien una decisión consensuada de grabar primero aquellas canciones que sentíamos estaban más armadas o que mostraban de mejor manera lo que ya estábamos formando. En retrospectiva, coincidimos en que el Castor Pollux es algo más armónico a pesar de su variedad interna, mientras que el Masks es más errático, siendo este último al que menos recurrimos en tocatas más recientes. De todas formas, en todos los temas hay un hilo conductor en cuanto a composición, principalmente en la conversación entre las guitarras, la continuidad del bajo, la intensión en voz y letras, la ansiedad de la batería y la constante búsqueda de emoción y sorpresa a través de la música.

Sobre las influencias, para mi es inevitable no hacer referencia a Tool, NIN o The Mars Volta como eternos referentes a la hora de diseñar paisajes musicales o conceptuales. Agregaría puntualmente en esos años, bandas como Oceansize, Circa Survive o Interpol, como mis referentes más comunes a la hora de buscar inspiración o incluso distracción al momento de componer melodías y letras para los dos primeros EPs. Ahora, más allá de cualquier referente, para mí estos primeros EPs fueron un ejercicio de liberación y aprendizaje, algo que creo que se plasma en las voces de las canciones, que van moviéndose en distintos matices pero siempre con una fuerte carga emocional y personal.

G.S.: Sobre bandas o influencias es bien complejo acotar algo en cuanto a composición, más aún sabiendo que no todos tenemos los mismos gustos. Siempre hay una base personal que viene de las bandas que más nos influyeron a cada uno en nuestras vidas y que afloran inevitable o inconscientemente, como también hay influencias de sonidos o sentimientos personales de cada uno al momento de estar componiendo. Además, existe una constante búsqueda de sonidos por parte de la banda, de manera de dar congruencia a la sonoridad que hemos ido buscando en este tiempo para la composición de los distintos discos.

E.R.: Mis influencias siempre han estado más ligadas al rock alternativo, post rock y sobretodo el post hardcore. Durante nuestras primeras composiciones siempre traté de aportar desde la guitarra a la creación de melodías, aprovechando los espacios que me brindaban los riffs más rockeros de Álvaro y acompañando a la voz de Francisco de alguna manera. Así es como en canciones como Over y Adrift, mi guitarra trata de emular algo más parecido como a un sintetizador (como podrían sonar en temas como 12:51 de The Strokes), mientras que en otros como Partialiscient, Monomanía y Dance aporté en los riffs desde los sonidos post hardcore que me son más familiares. Ya en la medida que empezamos a crear los temas para The Procession, así como toda la banda, empecé a encontrar un sonido que para mí decantó en el uso más firme de la distorsión, pero también en el uso de sonidos a partir del reverb o el delay para la creación de atmósferas. Esto último creo que es el sello de The Procession, la constante intención por crear un ambiente en el cuál la transformación es el protagonista. Una transformación que se aprecia en como cada canción se toma su tiempo para pasar de un momento a otro; en como los sonidos de guitarras, bajo, batería y voz juegan para crear anticipación y desenlace; y en como desde la estructura más tradicional del rock buscamos transgredir esos límites para terminar creando algo que suena más progresivo.

 

Artísticamente “The Procession” pareciera efectivamente decantar en un sonido más denso, atmosférico y, como mencionan ustedes: progresivo, lo que va acorde con el concepto total de este trabajo. Es un recorrido calculado y a la vez visceral ¿Cómo se fue articulando el entramado de la música, la lírica y la gráfica de este álbum que es muy potente en su conjunto en términos expresivos?

F.E.: En términos musicales la composición del disco tuvo tres grandes etapas. Primero fue un proceso de improvisación en el que dejamos fluir todas las ideas que vinieran, las que grabábamos en un celular para luego revisitarlas en ensayos posteriores hasta que fueran tomando forma. El punto de partida de la segunda etapa fue escoger los prototipos de canciones que mejor encajaban sonoramente y ordenarlas en un “álbum” que nos hiciera sentido musicalmente. Fue con esos temas que comenzamos el arduo proceso de “maquetear” la estructura final con la que entraríamos al estudio. Esto lo hicimos con equipos propios, grabándonos por pistas en mi departamento sobre baterías que programaba Renato (nuestro baterista durante la grabación del disco). Esta etapa duró cerca de dos años, hasta que sentimos que estábamos listos para entrar al estudio. La última etapa fue trabajar con el productor Nicolás Moreno ya en el estudio para ir dando los últimos ajustes y componiendo las partes pendientes como arreglos de guitarra o segundas voces. Acá Nico fue un gran aporte en empujarnos técnicamente y en dar la coherencia final al sonido del disco.

En paralelo a la música, el concepto general detrás del disco iba tomando forma desde el inicio con cada canción que armábamos. Como banda habíamos conversado en hacer algo más conceptual que englobara a todas las canciones del disco, sin embargo el punto de partida narrativo vino del libro “Los Versos Satánicos” de Salman Rushdie, de donde viene el título de la canción Gibreel, uno de los protagonistas del libro y uno de los primeros temas que compusimos. Desde ahí nace la idea de jugar con figuras religiosas o míticas como trasfondo para una historia de conflicto entre dos personajes. En ese momento fui buscando de manera más activa libros que me pudieran inspirar en esa dirección, entre los que destaco “Cain” de José Saramago, “Siddharta” de Hermann Hesse, “The Book of Lies” de Aleister Crowley, “Las Metamorfosis” de Ovidio y “El Mito de Sísifo” de Albert Camus, siendo este último el que le da el sentido final a la narrativa del disco con una filosofía más bien existencialista.

Por último con el arte quisimos reflejar el concepto detrás del disco, para lo cual trabajamos con las ilustradoras Catalina Fuentes y Constanza Fuenzalida. Ellas lograron, además de dar una coherencia gráfica, capturar en las ilustraciones y el packaging a cada uno de los personajes y sus momentos en cada canción.

Nos gustaría saber su visión y experiencia sobre las ventajas y desventajas de ser una banda independiente, una opción que en Chile y el mundo hace rato va en alza, pues ya no es sinónimo de baja calidad compositiva o técnica, sin embargo la difusión y distribución parecieran funcionar con lógicas diferentes.

F.E.: Efectivamente la mayor diferencia está en la inversión que una banda independiente puede lograr versus una banda que cuenta con el apoyo de un sello. Si bien técnicamente ya no hay una brecha tan grande en cuanto al nivel de producción, principalmente gracias a la expansión de las tecnologías de grabación y postproducción digital, aún se requiere una inversión importante a la hora de grabar un disco y todo lo que esto implica. Una banda independiente como nosotros usualmente tiene que usar recursos propios, ya sea de trabajos en paralelo, tocatas o plataformas como el crowdfunding, todo para lograr tener un material digital o físico que casi con seguridad no logrará cubrir por si sólo los gastos de crearlo, quedando relegado como un medio de difusión o una meta sicológica más que un producto que se pueda rentabilizar. Por otro lado, donde sí se ve la mayor brecha a mi juicio es a la hora de promocionar el material, ya sea en medios digitales como en tocatas y esto no sólo por lo monetario si no que por las redes de contacto e influencia que tienen grupos o sellos más establecidos. Una banda independiente puede llegar a invertir varios millones en su disco, un buen video clip, material digital para redes sociales, tocatas, etc. pero a la hora de dar exposición a esas instancias es cuando se hace evidente la barrera que existe en los espacios más tradicionales. Es en romper esa barrera donde son muy importantes iniciativas como sellos independientes o net labels, que actúan como un puente entre la banda y el público o los medios, pero aun así no es fácil entrar en este círculo, sobre todo con música que no está dentro de los cánones de la escena actual chilena.

Se advierte una preocupación por apuntar, alcanzar y captar a su público, sin duda internet ha sido una herramienta, ustedes están presentes en la mayoría de las plataformas y redes sociales, han realizado videoclips, pero también quería destacar la puesta en escena sobre el escenario, además desde tempranas tocatas comenzaron a incluir proyecciones y en las últimas presentaciones hay uso de maquillaje (Francisco), aunque siempre de manera prudente, complementario a la música. ¿Cómo se toman ustedes los escenarios, en cuanto a concepto, a factores técnicos, a energía de grupo? ¿Qué tanto se conversa la puesta en escena en los ensayos?

E.R.: Yo creo que la producción o puesta en escena nunca ha sido nuestro mayor foco como banda. Siempre la música ha sido lo principal y nos hemos parado como una banda en la que el mensaje más importante sale de los instrumentos, es decir sin mucha preocupación por la estética del escenario. Nos paramos en el escenario sumidos en la dinámica individual que tiene cada uno. En este sentido, más allá de distribuirnos espacialmente en el escenario, es poco o nada lo que se conversa como puesta en escena. Es todo crudo y bruto. Sin embargo, hemos experimentado varias veces en torno a complementar la música con el plano visual. Las veces que lo hemos hecho, ha resultado ser una buena experiencia y por lo general los que nos han visto más veces recuerdan esas veces en que hemos mostrado algo más. ¿Por qué no hacerlo algo permanente? Quizás falta de recursos por el tiempo que hay que dedicarle y que no está, pero más que eso, y volviendo a mi primer comentario, me parece más natural para la banda y sus individualidades que el protagonista sea la música.

F.E.: Tal como dice Eduardo, salvo contadas ocasiones, usualmente la propuesta en escena tiene que ver principalmente con lo sonoro y con transmitir la energía de la música, pero netamente mediante nuestra propia experiencia y emocionalidad a la hora de interpretarla. Personalmente creo que la sensación genuina con una canción y con la interacción entre nosotros o con el público es lo más importante y cualquier medio de apoyo debe ir en virtud de potenciar esa conexión al máximo. Hay obviamente una restricción importante de recursos y tiempo que impide explorar algunas vetas más experimentales en cuanto a puesta en escena o producción audiovisual. Algo que esperamos con el tiempo se vaya potenciando aún más, pero creo que no con fuegos artificiales, si no que con algo que realmente genere la atmósfera que propicie de mejor manera la experiencia musical que buscamos.

¿Cuáles son los pasos a seguir de la banda? ¿Qué podemos esperar de And The Elephants en el futuro?

F.E.: Como hemos anunciado en las últimas semanas, vamos a estar tomando una pausa de las presentaciones en vivo, ya que estaré fuera del país por varios meses y por un tiempo aún indefinido. Lo que hemos conversado al menos es siempre mantener la banda viva, manteniendo la difusión del disco, de algunos materiales en vivo que tenemos pendientes e idealmente dando continuidad a la composición de la música de manera instrumental o con ideas vocales durante mi ausencia.

Personalmente creo que And The Elephants es un proyecto que debiese mantenerse por un largo tiempo, ya que aún estamos en las primeras etapas de búsqueda de un sonido propio y aún tenemos mucho por delante en materia compositiva. De todas formas, dados los cambios de formación y a los cambios de influencias de cada miembro de la banda en el tiempo, es muy probable que el sonido varíe bastante en un próximo trabajo, tal como ha ocurrido entre los primeros EPs y The Procession.

Bueno, gracias por esta entrevista, los felicitamos por su reciente trabajo y estaremos atentos a lo que ocurra con la banda.

 

Para adquirir el disco en formato físico comunicarse a  contact@andtheelephants.com

 

Los dejamos con Galileo, el primer videoclip de su álbum The Procession.