A July Macuada le pasan cosas y le salen imágenes. Sabe que las imágenes están ahí en su interior y les busca salidas que puedan liberarlas, ella es ilustradora, o lo ha sido por un tiempo y hoy está en proceso de descifrar su arte. A July Macuada el piso se le mueve y redirige sus acciones. Desde que tuvo que enfrentar la enfermedad de Ehlers Danlos, ha ido redefiniendo sus caminos, desde una ilustración muy pensada a un arte expresivo de anti patrones que se repite como un viejo mantra. Enfrentando el dolor, July celebra la vida, el color, el placer físico a través de su obra.
¿Cómo decidiste dedicarte a la ilustración?
La ilustración me la topé. Aunque en la universidad estudiando diseño tuve algunos ramos de ilustración, no los consideré porque encontraba que yo no dibujaba bien.
Tiempo después me estaba dedicando al teatro. Estaba haciendo cuentacuentos y me presenté en la Feria del libro infantil y juvenil, llegué sin conocerla y me enamoré de los libros. Ahí estaba la gráfica que yo quería tener y allí estaba el libro álbum, toda esa libertad me gustó y estuve como 10 años ilustrando.
¿Cómo te defines en tu disciplina hoy?
Todavía estoy en ese proceso nuevo de descubrir qué es. Lo que estoy haciendo hoy tiene que ver con el tema de la ilustración, pero no como lo hacía antes, porque el sentido que tengo ahora es radicalmente distinto. Ya no dibujo con lápiz y antes dibujaba todo, era super detallista y enfocada en algo muy intelectual, racional. Mis temas eran lo onírico y estaba todo muy bien pensado. En cambio ahora lo que hago es muy gestual, enfatizando mi identificación con la emoción y lo que vuelco se traduce en el color y en la forma.
No sé si específicamente esto también se trate de ilustración, porque entiendo el concepto de ilustración como una forma de comunicación gráfica, un lenguaje muy claro para el que recibe la imagen. En cambio ahora no busco un mensaje, no busco algo, solo lo hago. No sé si esto se acerca más al arte, todavía lo estoy descifrando.
¿Cómo ha sido el proceso de cambio en la forma de trabajar?
Fue un cambio radical. Me enfermé y quedé sin poder moverme, ni caminar, ni tomar un lápiz, de hecho, hasta el día de hoy aún me cuesta poder escribir. Me acuerdo que pasaron meses en los que estuve super mal de los brazos y no podía tomar nada, ni una taza , ni la cuchara. No pude volver a trabajar en el computador, tampoco podía dibujar, lo que para mí era natural, cotidiano. Y no poder hacerlo era casi un castigo. Trazar con un lápiz era un dolor absoluto y fue muy frustrante y muy triste. De repente se me ocurrió tomar un pincel y empecé a manchar y a partir de ellas salieron personajes y los subí a la web con pequeñas historias. Agarré las acuarelas y empecé dibujos con pincel, sin boceto previo, cosa que para mí era muy extraño, porque antes era super organizada y planificada, hacía hasta 3 bocetos distintos para llegar a resultados óptimos, pero en ese momento no podía hacer eso.
Aunque podía pintar por una hora, después aparecía el dolor y tenía que parar, pero lo hacía igual porque si no me moría de pena. Sino dibujaba me deprimía.
Ese fue el período en que hacías los “Juntos y revueltos”
Esos personajes salieron como algo super personal. Saltó el tema de las parejas, empecé a recordar mis experiencias, mis historias, yo creo que a partir de que había tanto dolor en el cuerpo, me acordaba del placer para hacerle frente. Tan mal me sentía corporalmente, que lo que me surgió era rememorar lo rico que es estar físicamente con una pareja. El comic no habla de una pareja amorosa, sino de una relación de los cuerpos y de cómo se encuentran ellos, se abrazan, se revuelcan.
Estuve un tiempo dibujándolos hasta que llegó una crisis grande de mi enfermedad y tuve que parar.
¿Cómo enfrentaste desde el arte esa siguiente crisis?
Tuve una transición larga, le llamo mi etapa Zen, en la que entré en algo radicalmente distinto a mi vida anterior, en la que funcionaba desde la razón, la intelectualidad, todo desde el pensamiento. Empecé a meditar y me cambió la vida. Dejar tranquila la mente, que está en actividad siempre, es un regalo. Descubrí eso y realicé ilustraciones muy minimalistas, luego me enfoqué en la fotografía y a capturar lo que saliera en el momento, dejarme llevar por lo que sentía en el instante. No tomé un pincel por casi medio año para recuperarme bien de mis lesiones. Fui mucho al parque, sacaba fotos y me fijaba más en la forma de las cosas que en situaciones, contemplaba por largo tiempo las hojas, las flores, la naturaleza, los colores que surgían en el verano y el otoño. Fue una época muy bonita, muy tranquila y muy pacífica. Cuando llegó el invierno y con el frío, era difícil salir y me empecé a deprimir. Y un día dije filo, voy a agarrar el pincel.
Entonces surgen los anti patrones?
No aún. Logré pintar porque caché que no me dolían tanto los brazos al trabajar en formato grande y sobre un atril. En el tiempo que no pinté, en mi cabeza había generado un proyecto ilustrado y me puse realizar ese proyecto.
Estaba trabajando una primera imagen con acrílico, y al terminar me quedó material sin usar y sin pensar agarré el pincel y pinté algo, muy desde la guata, no me di cuenta ni lo que hice ni como lo hice, pero al terminar el resultado me encantó. Yo me dije: ¡Esto es lo que quiero hacer! No el proyecto que había planificado en mi cabeza y que estaba sobre la mesa del lado. Y de a poco surgieron colores, flores y los patrones que yo les llamo anti-patterns porque son repeticiones de un motivo, pero únicos, no como los diseños de patterns decorativos, sino como es la naturaleza donde una flor, una hoja, no es igual a la del lado aunque sean de la misma especie. Me di cuenta que lo que había fotografiado meses atrás en el parque, reflejaba lo que estaba haciendo en pintura.
Cada vez que pinto me siento bien. Después de un tiempo de haberlo hecho me pregunté por qué pinté esas formas, y yo creo que tiene relación con un renacimiento, como cuando las flores se abren. Siento que estuve tan detenida, enclaustrada y que ha sido un proceso de enfermedad tan fuerte, que estas flores vienen a decirme que estoy viva, es un homenaje a la vida, es una celebración, muy primaveral.
Lo que siento tiene que salir por algún lado y cuando pinto me sale amor que brota del alma. Ahora me estoy expresando y fluyendo desde las emociones. Hay gente que me ha dicho: Habla del dolor, o de tu experiencia, pero cuando pinto me sale el amor. No racionalizo, solo lo siento y aparece.
En ambos casos se apela a lenguajes muy profundos o primitivos.
Efectivamente, después me di cuenta que este tipo de repetición que yo hacía en los cuadros, los anti patrones, eran como los cantos primitivos, danzas rituales o mantras. Algo muy humano, generalmente los patterns que uno ve en objetos de diseño son repetidos por computador, pero lo mío es humano.
Además creo que la meditación fue entregándome una visión nueva, de ver hacia una abstracción, si te fijas en la naturaleza, son tramas o patrones que se repiten hasta formar un todo. Es como ver más allá de lo evidente, ves que un motivo repetido forma un todo. Tiene relación con los mantras y con eso primitivo que me decías.
Y de verdad la enfermedad a mí me cambió radicalmente muchas cosas, he pasado por cosas buenas y cosas terribles, y el descubrimiento de esas cosas buenas se vuelcan en lo que estoy haciendo ahora.
Finalmente lo que yo pinto es una celebración a la vida.
July Macuada www.julymacuada.cl
Comments
One response to “July Macuada, Ilustradora: “Me han dicho que pinte sobre el dolor, pero cuando pinto me sale el amor””
[…] entrevistaron en el sitio Jardín del Pulpo, en la cual hablo de mi proceso creativo estos últimos años y como ha influenciado mi vida […]