Wim Wenders deja más que nunca en evidencia su sensibilidad hacia lo humano, la emoción que le provoca cada gesto, cada aflicción de un desconocido, cada sonrisa de un niño. El amor se muestra como lo que siempre ha sido, un misterio que ennoblece. La vida, como una recopilación de sensaciones y momentos que se alojan bellamente callados en la intrascendencia. Ser un ángel y observar todo esto sin apenas participar es una gracia y a la vez un martirio.
Advierto que muchos encuentran que la película es lentísima, aunque esa siempre es una impresión subjetiva, y si fuera así creo que hay que hacer la distinción entre lenta y fome, y ésta no es fome, aunque puedo comprender que exista gente que se aburra, pues finalmente es una obra contemplativa y eso exige a un espectador atento. Igual le gustó a Juan Herrera.
La mortalidad nos da esperanza.
“Cuando el niño era niño
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente
y que este charco fuera el mar.
Cuando el niño era niño
no sabía que era niño
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.Cuando el niño era niño
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ninguna costumbre
se sentaba en cuclillas,
tenía un remolino en el cabello
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué estoy aquí?
¿Por qué no allí?
¿Cuando empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol no es sólo un sueño?
Lo que veo oigo y huelo,
¿no es sólo la apariencia de un mundo ante el mundo?
¿Existe de verdad el mal
y gente que en verdad son los malos?
¿Cómo puede ser que yo, el que yo soy,
no fuera antes de devenir; y que un día yo,
el que yo soy, no seré más ese que soy?Cuando el niño era niño
las manzanas y el pan le bastaban de alimento,
y todavía es así.
Cuando el niño era niño,
las bayas le caían en la mano
sólo como caen las bayas,
y aún es así.
Las nueces frescas le ponían áspera la lengua,
y aún es así.
Encima de cada montaña
tenía el anhelo de una montaña más alta
y en cada ciudad
el anhelo de una ciudad más grande,
y aún es así.
En la copa del árbol
tiraba de las cerezas con igual deleite
como lo hace hoy todavía.
Se asustaba de los extraños
y todavía se asusta;
esperaba las primeras nieves,
y todavía las espera.
Cuando el niño era niño,
lanzó un palo como una lanza contra un árbol,
y hoy vibra ahí todavía.”
Las alas del deseo / El cielo sobre Berlín (Der Himmel über Berlin)
Dirección: Wim Wenders
Guión: Peter Handke, Richard Reitinger y Wim Wenders
Año: 1987
País: Alemania occidental/Francia
Duración: 127 min.
Música: Jürgen Knieper
Laurie Anderson: “Angel Fragments”
Nick Cave: “From Her to Eternity”
Laurent Petitgand: “Les Filles du Calvaire”
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