Cuando era niña mi papá solía escuchar un casette donde tenía temas de varios cantautores latinoamericanos, entre ellos varias canciones de Piero. Una de estas canciones, titulada “Llegando, llegaste”, nos llamaba especialmente la atención a mi y a mi hermana, posiblemente por su melodía sencilla y lúdica. La canción comienza con la siguiente estrofa:
“Las manos en el bolsillo, caminando por el pasto,
con el libro bajo el brazo, andaba silbando bajo”
Entonces, a mi hermana alguna vez se le ocurrió (ella era la que siempre inventaba las cosas) que debíamos actuar la canción, sacando un libro de la repisa, poniéndolo bajo el brazo, escuchábamos la canción dando vueltas en círculos en el living de la casa.
Las dos siempre elegíamos los mismos libros, ambos de la colección CLUB de la editorial Bruguera, colección muy bonita que usaba colores vivos en las tapas, que supongo que era lo que llamaba nuestra atención infantil.
El libro que yo solía elegir era el rosado. Nunca supe el nombre cuando niña, sólo quería el libro rosado, y fue años después que haciendo eco de este recuerdo volví a buscar el libro en la repisa de mis padres y noté que se trataba del libro “El amante de Lady Chatterley” de D.H. Lawrence. Tiempo después, hace un año precisamente, le pedí el libro a mi mamá, si me lo podía regalar, pero me dijo que se le había perdido, aunque sólo unos meses después fue encontrado y fue el regalo de navidad que me dio mi madre.
Así, unos 25 años después de ese recuerdo, esta mañana decidí comenzar a leer ese libro. Curiosamente hoy (a diferencia de otros días que me voy en bicicleta a la universidad) decidí ir en micro, lo que me significa irme caminando por el parque Bustamante para llegar al paradero. Me llevé el libro en la mano para poder leerlo apenas me subiera en la micro, y el frío de la mañana me obligó a meter mis manos en los bolsillos de mis abrigo para evitar que se helaran, y al tener las manos en los bolsillos no me quedó otra que acarrear el libro bajo el brazo.
Y fue así como esta mañana salí de mi casa con las manos en los bolsillos, caminando por el pasto, con el libro bajo el brazo…. y silbando bajo una canción: